La maloclusión infantil puede aparecer desde una edad temprana. Se produce cuando hay una alteración en el cierre de las dos arcadas dentales: los dientes superiores no se alinean bien con los inferiores, lo que puede provocar problemas articulares con el paso de los años.
Es importante acostumbrar a los niños pequeños a las revisiones dentales desde una edad temprana para detectar y prevenir este trastorno lo antes posible. La maloclusión en los niños puede tener varias causas y, si se diagnostica a tiempo, no es nada difícil de tratar.
Maloclusión dental en niños: qué es
La maloclusión es un problema que puede aparecer desde una edad muy temprana.
Como ya hemos explicado, se trata de una alteración del cierre de las dos arcadas dentales: un problema que con el tiempo, si no se diagnostica y se trata, puede causar bastantes problemas.
Por lo general, los síntomas son bastante evidentes. El niño puede quejarse de dolor al masticar los alimentos y tener dificultades para comer. En algunos casos, el niño también puede quejarse de dolores de cabeza, mareos o tos.
Origen de la maloclusión dental en los niños
¿Qué puede causar un problema de maloclusión en los niños? Los motivos pueden ser diferentes y suelen ser hereditarios o adquiridos.
En cuanto a la primera, suele ser fácil de notar porque otros miembros de la familia padecen la misma anomalía. En este caso, es fundamental que la primera cita con el dentista tenga lugar lo antes posible, en torno a los 3-4 años de edad, como medida preventiva.
Sin embargo, entre las causas de la maloclusión también se encuentran las conductas inadecuadas: entre ellas, el uso prolongado del chupete más allá de los tres años o el típico hábito infantil de chuparse el dedo. Es importante que los padres ayuden al niño a dejar el chupete de forma tranquila y natural.
Síntomas de maloclusión
Dicha maloclusión se manifiesta con una serie de indicios bastante evidentes. En primer lugar, el niño puede tener dificultades para comer y masticar, o para hablar. Sobre todo, algunas letras se pronuncian mal, como la S, la Z y la R. Además, hay circunstancias en las que esta condición conduce a una postura incorrecta de la columna vertebral.
Otros síntomas de la maloclusión son los dolores de cabeza, la tos, los mareos y los acúfenos (es decir, un problema que lleva a escuchar zumbidos, silbidos o sonidos peculiares). Si el niño se queja a menudo de estos signos, se debe consultar también a un odontopediatra para que lo evalúe.
Asesoramiento y tipo de tratamiento
¿Cómo se interviene en los casos de maloclusión dental? La mejor terapia es el tratamiento precoz, que debe establecerse con el odontopediatra en cuanto se note algo inusual en el cierre de los maxilares.
En este caso, de hecho, es esencial que acompañe a su hijo a su primera cita con el dentista lo antes posible, alrededor de los tres años.
Durante la visita, el niño se someterá a un examen detallado de su cavidad bucal, que puede incluir también una radiografía: de este modo, es posible entender cuál es la maloclusión (mordida abierta, mordida cruzada, dientes apiñados o mordida profunda) y, en base a ello, identificar el tratamiento correcto para solucionar la maloclusión dental.
Debe saber que cuanto antes intervenga, mejor. En los niños, de hecho, es mucho más fácil corregir el problema, ya que sus huesos aún no están completamente desarrollados.
Precisamente por este motivo, una solución que suele recomendar el médico son los aparatos móviles: en muchos casos, de hecho, a través del tratamiento de ortodoncia el médico es capaz de «dar forma» a los huesos para eliminar definitivamente el problema.
Sin embargo, como repetimos, es importante que evalúes cada caso con tu dentista de confianza, recordando hacer visitas periódicas para mantener la situación de la boca de tu hijo bajo control.
Acostumbrar desde el principio a los más pequeños a las revisiones especializadas es fundamental para poder detectar cuanto antes un trastorno de este tipo, pero también otro tipo de problemas en la boca de su hijo y, por qué no, ¡prevenir su aparición!
Tenga en cuenta que, si no se trata, la maloclusión dental también puede provocar problemas de postura con el tiempo.