En el tema del blanqueo, además de la cuestión del precio y la eficacia, encontramos muy a menudo esta pregunta: «¿Son peligrosas las técnicas de blanqueo? Además, el término «blanqueamiento» debería ser sustituido por «aclaración»: a partir de este último, el paciente podría comprender mejor la eficacia de este tipo de tratamiento, pero sobre todo le evitaría esperar unos resultados que a menudo son inesperados.
Para poder responder con precisión a esta pregunta, parece importante conocer el mecanismo de acción de los agentes aclaradores. El principal producto utilizado para aclarar los dientes es el peróxido de hidrógeno. Está disponible en diferentes concentraciones, en función del modo de utilización: las concentraciones bajas están destinadas al uso «en casa», mientras que las concentraciones altas se reservan para el uso exclusivo en la consulta dental.
El principio de acción es el siguiente: el peróxido de hidrógeno oxida las moléculas oscuras contenidas en el diente para obtener moléculas más claras. El método principal de uso es el siguiente: la eficacia de este producto está directamente relacionada con la relación tiempo de contacto/concentración. Cuanto más dure la aplicación, menor será la concentración que se utiliza utilizada.
Las técnicas disponibles para los profesionales son las siguientes: «en casa» (ambulatoria) y/o «en el sillón» (en la consulta). Ambas técnicas se realizan bajo la supervisión constante del cirujano dental. Hay que conocer varios elementos más para poder realizar una limpieza en buenas condiciones: estos productos sólo son eficaces en dientes naturales, en ningún caso en prótesis o reconstituciones de resina. Los tratamientos no son los mismos en dientes vivos que en un diente desvitalizado. La información que se da al paciente sobre la acción del agua oxigenada y sobre las instrucciones de uso debe ser un punto crucial para que el tratamiento sea bien respetado: hay que hablar de los efectos positivos y negativos para que se respete el deber de información y el paciente pueda iniciar el tratamiento con conocimiento de causa. Los efectos secundarios más comunes de los productos blanqueadores son la irritación de la boca y el aumento de la sensibilidad de los dientes a los cambios de temperatura. Afortunadamente, ambos efectos son temporales cuando se producen.
El uso de productos de blanqueamiento dental que contienen peróxido de hidrógeno puede entrañar riesgos para los consumidores, que aumentan a medida que se incrementa la concentración de peróxido de hidrógeno y la frecuencia de aplicación. ¿Qué efectos secundarios se han estudiado? En primer lugar, los efectos tóxicos locales o generales inducidos por el peróxido de hidrógeno: hasta la fecha no se han descrito riesgos tóxicos o cancerígenos en el ser humano. La pequeña cantidad de peróxido de hidrógeno utilizada en todas estas técnicas permite excluir todos estos riesgos.
Luego están los efectos sobre los distintos tejidos dentales (esmalte y dentina): según los distintos estudios de que disponemos, que son muy variados, no hay cambios o hay ligeras alteraciones en estos tejidos que componen el diente. En las encías, se puede observar una irritación de estos tejidos durante el tratamiento, que desaparece al suspenderlo.
El principal efecto secundario se produce en la pulpa, dando lugar a una hipersensibilidad, es decir, una mayor sensibilidad a los cambios de temperatura. Este fenómeno, ampliamente descrito en la literatura y por nuestros pacientes, es transitorio y reversible. Ningún estudio ha demostrado hasta la fecha efectos irreversibles.
Hay que tener en cuenta los efectos sobre los materiales de restauración en la boca. Los productos de blanqueo parecen modificar el estado de la superficie de ciertos materiales estéticos. Todas las restauraciones denominadas estéticas, que se van a realizar después del blanqueo, deben posponerse unos días, pero en ningún caso deben realizarse inmediatamente después del tratamiento. El peróxido de hidrógeno utilizado en forma de gel muy compacto reduce considerablemente el riesgo de ingestión del producto. Además, las bajas concentraciones utilizadas no causarían ningún problema para el organismo humano. Actualmente, la baja concentración de productos «comerciales» no causaría ningún peligro, pero su eficacia sigue siendo dudosa…
El último efecto «peligroso» de los productos blanqueadores sería creer que es un tratamiento duradero. De hecho, todas las técnicas permiten obtener un resultado temporal, que debe mantenerse en el tiempo para conservar el efecto luminoso de estos famosos dientes «blancos». La estabilidad media observada es de dos a tres años: por tanto, se puede realizar un minitratamiento para recuperar el brillo del tratamiento inicial.
Un análisis preciso y detallado de cada caso por parte de un cirujano dental nos parece esencial antes de aplicar este tipo de tratamiento, para garantizar que sea eficaz e inocuo. Lo cierto es que a día de hoy no hay conocimiento a largo plazo de los efectos del blanqueamiento dental. Sólo puede concluirse que el aumento de la concentración, unido a un tiempo de contacto elevado, provocaría efectos secundarios más pronunciados. La relación tiempo de contacto/concentración del peróxido de hidrógeno debe respetarse estrictamente para evitar todos estos problemas. No hay que creer que un tratamiento de «blanqueamiento» pueda resolver por sí solo la estética de un rostro. Por otro lado, cuando está bien indicado, las mejoras que aporta este tipo de tratamiento son importantes.
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